El  espaldarazo indirecto que recibió el Intendente actual en la última elección del 28 de junio,  donde obtuvo un número   de concejales adictos que ingresarán al Concejo Deliberante a partir de diciembre, además de un halago, debe  ser, necesariamente, una gran responsabilidad para su gestión.
      Bien es cierto que hasta ahora se han concretado obras como son la pavimentación  lenta pero segura de densos  sectores de la población, en modo especial en  barrios apartados, la pavimentación de la calle Alberdi hasta su empalme con la ruta l88, las  ostensibles mejoras en las plazas públicas , la  iniciación de los trabajos  en la ampliación de la pista  de la salud en el sector comprendido  entre Garibaldi y Posadas, con el , anfiteatro en construcción, iluminación, pérgolas y caminos internos lo que modificará sustancialmente ese sector donde desaprensivos vecinos arrojaban basura, son algunas muestras de una constante preocupación por mejorar y hacer realidad el slogan de “Junín está lindo”.
      Sin embargo, nadie puede dejar de constatar un hecho: la cosmética no alcanza para los tiempos modernos. Existen      ciudades vecinas, Chivilcoy y Pergamino, entre otras, que están marcando el paso en la región y la nuestra  no se puede quedar atrás.
      Es cierto que Mario ha chocado con una oposición cada vez más férrea en el Concejo.         También lo es que  cuando apoyó al campo, inmediatamente  el “pingüino” que supimos conseguir habría ordenado  que no se le diera  más dinero a nuestra comunidad, en fin, no le han faltado opositores de diversa laya.
         Sin embargo, a partir de  diciembre, con un Concejo donde  sus hombres pueden hacer mayoría, ciertos proyectos en carpeta podrán materializarse. El túnel a diferente nivel sobre calle Rivadavia, su larga aspiración, puede ser una realidad en la medida  que se estudien seriamente alternativas. Algún crédito internacional, el sistema de peaje, la contribución empresarial privada, en fin, hay muchos caminos para concretarlo.
        Más, existen otras obras que no admiten dilación: por ejemplo, la terminal de ómnibus  que debe concretarse de inmediato en las adyacencias de  la ruta 7 y para lo cual debe interesarse a gran cantidad de   empresas que pasan y no entran a Junín, amén de las que  traen sus unidades mastodónicas a una terminal de l958, totalmente abarrotada con los naturales problemas de tránsito que ocasionan.
        Ni que decir tiene el Plan Urbanístico estratégico  que debe ser nuevamente “aggiornado”  y discutido con la participación del Colegio de Arquitectos y otros estamentos ciudadanos.
         También hace falta, ahora que llega “el Niño”, según los meteorólogos, recuperemos la pesca del pejerrey, lo que han logrado otras lagunas como la de Trenque Lauquen , Chascomús  y Guaminí, mientras nosotros seguimos sin solucionar el asunto, pese a los esfuerzos realizados.
         Y desde luego, encarar algunas  realizaciones que no exigen demasiado presupuesto, verbigracia, UN CINE, pues es una vergüenza que una ciudad como la nuestra carezca de una sala apropiada. En eso, 
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