lunes, 5 de abril de 2010

CAMPO AFUERA


Por lo general, los alemanes son gente seria y eficiente y si hay algo que les molesta es el incumplimiento de los contratos que suscriben. Por eso no es de extrañar que hayan protestado y tomado las medidas del caso ante la falta de responsabilidad del gobierno argentino en los envíos de carne vacuna al país germánico.
Piénsese que individualmente considerado, Alemania es el país que mas carne exporta de la Argentina, cosa que viene haciendo desde hace muchos años.
Recuerdo que cuando estuve en Berlín- hace aproximadamente unos 10 años- un buen plato de carne argentina costaba 18 euros y que los restaurantes recibían el kilo a 32 euros. Por entonces, en nuestra Argentina el kilo costaba 4 euros. Claro está, como siempre sucede, los intermediarios se quedaban con gruesa diferencia.
Ciertamente, la carne argentina era muy valorada y por eso es realmente una pena que la irresponsabilidad nuestra haga que los teutones se aboquen ya mismo a buscar carnes sustitutas.
A su vez, los diarios señalan que los chinos han resuelto no comercializar mas el aceite de soja argentino, lo que ocasionará el cierre del mercado mas importante en el mundo con relación a ese producto y con el agravante que si esta cuestión no se soluciona prontamente es probable que también perdamos ese codiciado mercado asiático en todo lo relacionado con la soja, “el yuyito” que supimos conseguir.
Mientras seguimos enfrascados en inútiles peleas internas estamos despreciando mercados interesantísimos en beneficio de nuestros vecinos- Brasil, Uruguay y hasta Chile-. Todo ello es producto de la inexistencia de planes de largo alcance, pues a la fecha no existe ni en la ganadería, ni en la lechería, ni en los granos que tanto rinden en la pampa húmeda, disposiciones que permitan a los grandes productores y también a los medianos y pequeños saber a que atenerse y por ende, ante la falta de incentivos, estos se vuelcan al desarrollo del único cultivo que les permitirá trabajar con alguna tranquilidad.
Contrariamente  a lo esperado, la sojización del país es un hecho notorio y consumado, mientras se desplaza y se empequeñece a la ganadería, se siembra menos trigo- mas allá del indispensable para el consumo interno-, la siembra del maíz languidece y otro tanto ocurre con el girasol, la avena y demás productos similares.
Efectuada esta comprobación, cabe preguntarse si la política agraria que ha seguido la Mesa de Enlace ha resultado la mas adecuada habida cuenta que todas las conversaciones mantenidas hasta ahora han resultado frustrantes y que incluso, hasta aquel triunfo de la resolución 125 fue una victoria a lo Pirro.
Los autoconvocados han reclamado medidas mucho más contundentes advertidos como están que el único lenguaje que respeta la pareja gobernante es el de la firmeza el reclamo por las vías que resulten más adecuadas.
Deberían tomar ejemplo del inefable Moyano, que cuando no obtiene para sus dirigidos los aumentos que considera mínimos para enfrentar la inflación, inmediatamente saca sus camiones a la calle y hace temblar al Gobierno.
Ejemplo de lo que llevo dicho sucedió recientemente en el puerto de Rosario, donde los estibadores efectuaron una dura huelga – con participación del sector de Jerónimo “Momo” Benegas- que obligó a acceder a sus reclamos, pues de lo contrario los 5.000 camiones que esperaban turno para descargar la soja se hubieran transformado rápidamente en 10.000 y naturalmente, se hubiera resentido el cumplimiento de todos los contratos preexistentes en ultramar.

En fin, cosas suceden que “harán  fablar las piedras”…

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