lunes, 1 de junio de 2009

LOS HOMBRES CONTRA LA ESPECIE HUMANA


Hace algunos años, escribí en “El Derecho” un artículo llamado “Más nacimientos y más población” (ED t 202 - 806 ) que mereció su inserción en otras publicaciones dedicadas a la Geopolítica y fue objeto de bibliografía especial en algunas cátedras de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Hoy, me propongo volver sobre el tema, habida cuenta que desgraciadamente, se han profundizado las grietas que denunciaba, particularmente en la vieja Europa y siempre con relación a la escasez de nacimientos en ese continente. Precisamente el filósofo Santiago Kovadloff, en una reciente publicación en LA Nación del 29-9-2oo8, acaba de referirse al fenómeno señalando como colofón de su nota, que “la actual opacidad de la identidad personal y colectiva, tiene que ver, además, con el derrumbe de la confianza en las instituciones políticas. Hijos para que?, hijos para quienes? se interrogan muchos de los que no se aventuran a creer que en Europa, las cosas podrían llegar a cambiar” Se cree que nada más que dentro de 7 años, el número de muertes superará al de nacimiento al ritmo que vamos .Por supuesto, habrá más ancianos y menos niños aunque parezca increíble. Conviene detenerse en cuales son las causas para que éste fenómeno sea una realidad palpable. En primer lugar, anotamos la reticencia de la mujer a tener y criar hijos, incluso, adoptivos. En medio de una Sociedad francamente hedonista como la europea, las hijas de Eva han optado por competir con el hombre en todos los planos, en la oficina, en el laboratorio, en las fábricas y también han contraído vicios esencialmente masculinos en otro tiempo: el alcohol y el tabaco. Los medios de comunicación, en especial la televisión, han acentuado las pretensas virtudes de la sociedad capitalista donde la esposa eficiente se desenvuelve como pez en el agua realizando una v ida extra-hogareña a tal punto que algunas prefieren cambiar su sueldo con el de la mucama .y a la vez, esos mismos comunicadores sociales vienen realizando una campaña sistemática para desacreditar a la mujer hogareña a quien suelen presentar como una fregona sin remedio. La proliferación de divorcios luego de matrimonios más o menos recientes, por causas graves que hacen la vida en común imposible” según remanida frase utilizada en los expedientes, el ataque sistemático a las personas por nacer a pesar de la Convención Mundial por los derechos del niño y la defensa de la vida que en nuestro país tiene raigambre constitucional, son aspectos que contribuyen decididamente a evitar la concepción de seres humanos. A ello debemos adunar la reticencia de los países del primer mundo para aceptar las inmigraciones masivas, devolviendo a sus países de origen a todos los que se lanzan a la conquista de Europa en pequeñas barcazas y con medios precarios. Son inmediatamente deportados pues el egoísmo hace que los llamados ciudadanos del tercer mundo, no puedan vivir con los del primero. La idea de un falso nacionalismo hace que en muchas naciones se tenga el concepto que si se acepta a los inmigrantes, corre peligro la identidad nacional, siendo que la causa de la falta de patriotismo debe buscarse, en todo caso, en el abandono de los valores tradicionales relacionados con Dios, la Patria y la familia , y nunca en el ingreso de cerebros y brazo fuertes e idóneos para lograr la grandeza futura. Ya en su tiempo, el propio Freud reflexionaba que el progreso material no elimina los desequilibrios psíquicos y no hace falta ser demasiado sabio para advertir que lo más hermoso de la vida, para quienes pueden hacerlo, es tener hijos pues son los que en definitiva, perpetuarán no solo nuestro nombre sino también nuestra memoria. Ni que decir tiene que los padres viven alegrías impensadas por encima de todas sus obligaciones cuando ven crecer a sus vástagos y que , incluso, llegados a la ancianidad, los seres humanos en su papel de abuelos encontrarán el mayor motivo para seguir viviendo. Nuestro país llegó a su plenitud cuando sucesivas inmigraciones comenzaron a poblar las tierras, tras las dos campañas al desierto que alejaron a los aborígenes de las poblaciones cristianas o bien consiguieron una adaptación de los mismos a las costumbres y hábitos de v ida del hombre blanco aunque, fuerza es reconocerlo, aquella nunca fue plena. Naturalmente, los inmigrantes constituyeron familias de prole numerosa, como que hubo casos de 22 hijos o más y ello constituyó un formidable racimo humano que pobló lo que se conoció como” la pampa gringa”. El Preámbulo de nuestra Constitución señala que nuestro territorio estará abierto “para asegurar los beneficios de la libertad…para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino y paulatinamente los de allende el mar fueron equiparados a los naturales. La C.N. en su parte dogmática, establece la igualdad de los habitantes , en particular, en su art. 14 ” los derechos de trabajar y ejercer toda industria lícita , de navegar y comerciar, de peticionar a las autoridades, de entrar , permanecer, transitar, salir del territorio argentino, de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa, de usar y disponer de su propiedad, de asociarse con fines útiles , de profesor libremente su culto, de enseñar y aprender” Obviamente, siguiendo esos preceptos, debemos luchar para que no nos pase como en Europa, si queremos salir adelante.

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