sábado, 19 de junio de 2010

MALVINAS, LA DEUDA PENDIENTE



Sorprendentemente, un propósito llevado a la práctica por la Sra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner que merece toda la atención ciudadana no ha sido recibido como debiera por los medios en general.
Obviamente, me estoy refiriendo a la “cuestión Malvinas” en la que desde el poder se ha rechazado sistemáticamente la posición inglesa, que como sabemos se niega a discutir la soberanía si previamente no se consulta a los kelpers, que son ciudadanos de segunda adiestrados por los ingleses de la metrópoli.
Claro está que ellos se opondrán a cualquier iniciativa que tienda a reconocer nuestros derechos insobornables sobre esa parte de la plataforma continental que nos pertenece sin duda alguna.
Es bueno recordar que en 1833 a sable fue despojado el Juan María Vernet, el que gobernaba las islas a raíz de una compra que había efectuado el tráfico de ballenas en su carácter de comerciante. Las famosas islas les habían sido otorgadas en contraprestación por dicho negocio pesquero.
Es de suponer que por entonces se desconocía no solo el valor estratégico de las islas sino la enorme riqueza que las rodea, particularmente el petróleo, el kril y otras sustancias que bien explotadas otorgarían a Argentina una posición de privilegio en el panorama mundial.
El reciente descubrimiento de un yacimiento importantísimo de carbón en las cercanías de la ciudad de Laprida en la provincia de Buenos Aires, no es sino un ejemplo a la mano de que toda esa zona del sur bonaerense guarda riquezas bajo tierra que pertenecen sin disputa a la República Argentina.
Los derechos de nuestro país son indiscutibles apenas se advierta que fue por un acto de fuerza que se le despojó del archipiélago y que como continuadores de España nadie puede abrogarse mejores títulos que nosotros.
En ese sentido, la reciente resolución de la OEA apoyando decididamente el reclamo argentino no deja de ser interesante aunque lamentablemente la Inglaterra que ejerce en la ONU el derecho a veto hace caso omiso sin el mas mínimo reparo y consideración a tan perentoria solicitud de descolonización.
Ante la prueba más que evidente está claro que sería conveniente que la oposición también tomara cartas en el asunto y respaldaran a la Primera Mandataria pues su posición en este asunto es totalmente acertada
Todavía quedan en el mundo 16 enclaves de colonización, pero sin duda el más oprobioso es el de estas islas que, sin embargo, tarde o temprano deberán volver  la Patria Grande.
Resulta por demás ilustrativo saber que las islas Soledad y La Gran Malvina se encuentran a apenas 680 kilómetros de la costa argentina, por cierto una distancia menor a la que existe entre Córdoba y nuestra ciudad.
Si bien  se han encontrado resabios de los pueblos originarios que con sus canoas habría hecho pie en el archipiélago, en 1690 llegó el marino holandés Sebald, el que fue tenido por su descubridor, pero sin realizar acto alguno de posesión y lo propio puede decirse de la expedición de Magallanes en 1764, aunque definitivamente fue la fragata inglesa quien desalojó al gobernador Vernet.
Estos datos históricos permiten afirmar con toda claridad que las Malvinas “son argentinas”.

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