miércoles, 21 de julio de 2010

AY, ESPAÑA!


Hace varios años atrás estuve visitando España. Fue antes que muchos argentinos decidieran ausentarse de nuestro país en la creencia que iban a lograr un mejor estándar de vida.
Por aquel entonces había 3 millones de “parados” sobre una población más o menos idéntica a la nuestra.
Gobernaba  el Partido Popular- posteriormente fue reemplazado por Felipe González- y a pesar de los medios que trabajaban casi con exclusividad a favor de este, la población se mostraba bastante indiferente, a punto tal que existían numerosos nostálgicos del gobierno dictatorial de Francisco Franco y que, obviamente, no concurrían a las urnas por ser el voto no obligatorio.
Sin duda que la llegada de gobiernos progresistas mas la incorporación de nuestra madre patria a la Unión Europea hizo suponer que se vivirían momentos de esplendor para el país, a punto tal que no solo argentinos sino también sudamericanos de diversa laya partieron rápidamente haciendo sus valijas que ahora han tenido que volver  a empacar, habida cuenta que el sistema parece derrumbarse.
Es cierto que han existido varias idas y regresos y que prácticamente la última oleada acaba de regresar a nuestra Patria.
De todas maneras parece evidente que en tren de comparación actualmente estamos mejor los argentinos que los españoles.
Ya en aquellos días lejanos advertí que existían riesgos graves de secesión que ahora se traducen en el llamado  Estatuto de Cataluña, que en la realidad es una incipiente campaña electoral pues no cabe ninguna duda que los vínculos de los catalanes con los franceses son cada vez más acentuados.
Hace mucho tiempo, mas precisamente en el año 1932 el gran filósofo Ortega y Gasset alguna vez dijo, sin lograr convencer a la mayoría de sus compatriotas: “la pretensión autonomista de muchos catalanes está sacudiendo a España en estos días. La razón inmediata es electoral. El destino del poder en este país depende del resultado de las elecciones por el gobierno de la Generalitat, que se realizarán en el próximo otoño europeo. Una opinión casi unánime prevé que esos comicios los ganará Convergencia i Unió (CiU), partido que expresa al nacionalismo catalán de centroderecha. De ser así, los socialistas, que hoy controlan esa comunidad, deberían dejar el gobierno”.
Incluso, en el diario deportivo OLÉ  de reciente publicación el ex presidente del Barcelona, Joan Laporta, propuso a los partidos nacionalistas catalanes la formación de una gran coalición que trabaje para proclamar la independencia de Cataluña del resto de España. “El mejor camino para avanzar y progresar es la constitución de un Estado catalán dentro de la Unión Europea”, manifestó Laporta. El dirigente se quejó porque la reciente sentencia del Tribunal Constitucional español dejó “en nada” los proyectos autonomistas, y por eso reclamó ir directamente por la independencia de Cataluña.
Ahora y tantos años después de mi viaje a la Madre Patria, esta  nos ofrece un panorama prácticamente similar al de aquel momento, habida cuenta que no solo Cataluña tiene aspiraciones de independencia total e incluso, pareciera ser que otras regiones como los vascos se muestran deseosos de separarse del tronco filial.
Cabe preguntarse cuales son las razones últimas por las cuales la Patria de Unamuno no encuentra el sosiego necesario para volver por lo menos a los tiempos de Felipe II.
Creemos que el lugar donde se producen fracasos evidentes es en el sistema parlamentario español, donde las agresiones de Rodríguez Zapatero contra Rajoy y viceversa son evidentes y seguidas, lo cual obviamente provoca la crisis del régimen legislativo.
Por otra parte se ha desconocido el papel de las Fuerzas Armadas españolas y desde el punto de vista espiritual el lugar que siempre se asignó en la historia española a la Iglesia Católica.
Tal vez sea exagerado decir que se ha producido una distorsión de las instituciones básicas que crearon  el ordenamiento pero si nosotros también transitamos el mismo camino, tal vez, nos ocurrirá lo mismo.
 Está visto que la unidad debe prevalecer sobre cualquier interés electoral o mediático, porque de lo contrario llegaremos a la conclusión que el millón de muertos que dejó la guerra civil española no parece haber sido demasiado  para  ellos.

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